Me dejé matar
Intenté, esperé, te ayudé,
Renuncié…
Busqué mucho tiempo llegar,
El misterio me sedujo,
El misterio me mató.
Camino ligero.
Siento como el viento desgasta mi cara.
Me apresura, lo apresuro,
Como indignado de adrenalina
Fugaz de olvido, sin memoria.
El amor está a la vuelta,
Aunque hoy nadie lo percibe.
Me sería necesario gritar.
Ahogar éste silencio vergonzoso,
Y llorar por las calles,
Rompiendo espejos que opaquen
Conmoviendo gente inmóvil, insensible.
Gritar su nombre mientras río de bronca
Y me alegro de estar viva.
Me es necesario sentir el viento que va disecando mi cara,
Me alegro de sentirlo, y saber que a la vuelta quizás esté el amor.
Relatos misteriosos sin recuerdos
Alegorías transparentes e incesantes,
Desconocidas y sin merito.
Me hundí, me fui hundiendo
Aunque de apoco reflotan
Sueños desteñidos, agraviados,
De apoco nos vamos quedando ciegos,
Hostiles y con ella… vanidad urbana.
¡Suplicios!
Almas, apelmazadas y ahuecadas
Van quedando ásperas,
Bañadas en escarcha.
Humea el tronco que ya no da calor.
Feroces e inmensos fantasmas
Se aniquilan entre sí.
Seres violentos ansiando ejecutar.
De apoco reforzamos armaduras de cartón,
Tallamos garras,
Ganando infiernos.
Vanidad urbana
Tanta sangre entre pocas almas.
Vaho de mentes,
Aniquilan miradas…urbanidad.
Agrumada, infeliz, cansada,
Ulcerada, descompuesta, fermentada;
Realidad que nos obliga a matar,
Y hasta no poder diferenciar,
Que el amar no tiene precio
Y soñar nunca es en vano.
Putrefacta urbanidad,
Ya no hieras,
No mientras,
No emboces.
Yo sí lo sé, ¡estás rancia!
Caminaba por ahí, sin rumbo ni emoción
Como quien hace tiempo para luego perderlo.
Transeúnte,
Atomizaba mis ojos ambiguos
Con cargadas vidrieras.
Esquivaba gente,
Entre corbatas, tacos y relojes.
Gente que no ve, tampoco yo lo hacía.
Deambulaba, inundando mis sentidos…
Mis piernas no respondían
Quizás no eras real.
Una mirada, tumbó ésta frágil vida,
Nítida te olvido.
Sin reacción, hostil, perdida.
Era yo, el frío recorría paralizando mi sangre,
Empapando mis manos de más,
Mientras esos ojos desafiaban…
Real, hermosa
Cálida y simple.
Como la melodía tierna y dulce
De unos labios sin paz.
Seguí hasta perderte.
Esquivando silenciosos vacíos,
Sin rumbo, sin nada,
Tan solo el fervor urbano.
Como quien corta el hilo
De la cometa de un niño
Y la ve irse en cámara lenta,
Así quedé…