miércoles, 29 de agosto de 2012

Farol. ol.




Buscaba vencer el milagro mezquino
de lograr entender
la pasión sepultada.
“El cristiano es esclavo”, Vociferaba.
“Sus venas someten la sangre humillándola”.
Nos diferencia el abismo y el tedio.
Tanto así como toma conciencia
la hamaca llorando su balada,
y mis labios extrañan aquello que no probaron.
Tanto así como el margen dionisiaco
que emanan mis ojos ansiosos,
y las hojas de un libro recrean vida
en la esperanza de mi germinador.
Transitando la vida en un acertijo.
Laberinto selvático,
en el cual son pocas alas
las que desplegarán.

Cuál es el tamaño insignificante
en el que mi conciencia parte de tu causa
mientras el efecto desenamora,
y el punto canaliza.
El amor cambia como la vida recrimina,
sus caminos no elegidos.
El aparente momento indiscreto,
de la ingrata desdicha. Al fin y al cabo somos paz sin estrenar.
Desierto que se incuba en la mañana trasgredida,
por una sonrisa lánguida.
Somos el miligramo cubriente del amor clandestino.
El ingrato dadaísmo que descansa en una tumba.
Aromas desangrando una víspera inmensa e incesante
la luz frígida del dolor cautivo.
El arremetedor compás en el que tus labios sueñan sin tempo
sobre los míos.
La caricia imaginaria del pudor.
El instante sol, el momento tuyo.

martes, 21 de agosto de 2012



Hoy.
Esto
Ahora.
Más el peso de aquel silencio.
El eco;
Una foto
Un aroma
Una intención.
Un acumulo de algo;
Indefinido.
Dos llantos anudados.
Doce medallas.
Dos trofeos.
Un recuerdo.
Dos gritos sin consuelo.
Tres caricias sin abismo.
Una cruz invertida.
Un marca libros,
En una copa de licor.
Un brindis a sus labios.
Un sueño invertido.

Hoy
Suspiro,
Y parto;
Con un dictamen sobre mí.
Con un silencio
En el pentagrama.

miércoles, 15 de agosto de 2012


 
"Se le nota en la voz, por dentro es de colores, y le sobra el valor que le falta a mis noches.."            
              
                     Extremoduro

jueves, 9 de agosto de 2012

Veces como ésta.


Veces como ésta.
Encarnizo el personaje crespo
que sufre mi mano derecha
al ser cubierta por
alquitrán de sendas
por las que ya
pocos caminan.
Mientras el asfalto desteñido
Llora envolviendo.
Regando el pedregullo
Extenuado…
De arañar tal grito sin honores.
En el desgarro
de tales pasos profanos
 sin huellas difusas,
morimos.

Veces como ésta.
La llovizna nubla mi vista,
e imito ruidos surreales
que solo habitan
en ésta alienada mente.
Flameo en playas desoladas.
Atropello el miedo y sus alas.
Abrazo el desierto menguante,
de mis labios antiguos.
Clono los recesos de una boca,
sumergida en mi espalda.
Exprimo mi almohada sofocada,
la invierto.

Veces como ésta.
Le susurro al murmullo.
Agrupo el silencioso ruido.
Veces como ésta.
Olvido porqué.
Y extraño el para qué.